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- El síndrome metabólico es un conjunto de anomalías metabólicas compuesto por hipertensión, hiperglucemia, hiperlipemias (colesterol, triglicéridos) y obesidad.
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No se sabe muy bien, cuál es su causa pero si se sabe que hay una gran relación entre factores genéticos, metabólicos y ambientales como sedentarismo, dieta hipercalórica rica en grasas y carbohidratos, tabaquismo, toma de corticoides, antidepresivos… Se asocia a un importante aumento de riesgo cardiovascular.
Características del síndrome metabólico
Para diagnosticar un síndrome metabólico se deben dar, por lo menos, tres de las siguientes patologías:
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- Hipertensión: la TA debe ser igual o superior a 130/85 sin tratamientos.
- Obesidad abdominal: perímetro de cintura superior a 102 en hombres y 88 en mujeres.
- Dislipemia: aumento de triglicéridos superior a 150, el HDL (“colesterol bueno”) inferior a 40 en los hombres y 50 en las mujeres.
- Glucosa en ayunas: superior a 100.
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El tratamiento se define en varios puntos: lo básico y más importante es la modificación del estilo de vida con disminución de peso, una dieta adecuada y realizar o aumentar la actividad física.
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- La pérdida de peso es fundamental y se debería hacer disminuyendo la ingesta calórica y con un incremento en la actividad física. Incluso pequeñas pérdidas de peso tienen una repercusión muy positiva sobre la evolución de síndrome metabólico.
- La dieta deberá ser baja en grasas saturadas y colesterol, azúcares simples (dulces) y aumento en la ingesta de frutas, verduras, cereales, pescado azul, aceite de oliva, es decir, dieta mediterránea. Se ha comprobado que nuestra dieta mediterránea puede disminuir hasta en un 50% el riesgo cardiovascular, gracias a esta alimentación saludable.
- Actividad física: debe ser “saludable”, es decir, regular, constante y de acuerdo al entrenamiento personal. En personas que no realizan ejercicio, el caminar media hora al día ya sería significativo.
- Tratamiento farmacológico: si las medidas anteriores no son suficientes será necesaria la prescripción de un tratamiento para cada una de las patologías que componen el síndrome metabólico.
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Como resumen podríamos decir que, independientemente de las causas genéticas que no dependen de nosotros, el llevar un estilo de vida saludable va a disminuir de forma muy importante el riesgo de padecer síndrome metabólico.